China limita el acceso a internet de los niños y adolescentes
China va a imponer severas restricciones al acceso a internet para niños y adolescentes a partir de septiembre:
Durante las horas nocturnas, de 22h a 6h, los menores no podrán utilizar internet en ningún dispositivo.
A lo largo del día, se permitirá a los menores de 8 años un uso de 40 minutos, a los de 8 a 16 años un máximo de 60 minutos, y a los de 16 a 18 años, 2 horas.
¿Una muestra más de las prácticas autoritarias y liberticidas chinas? En cierta medida, sí.
Recuerdo que hace 2 años, el gobierno chino ya limitó el tiempo que los jóvenes podían dedicar a los videojuegos. Y en septiembre pasado, restringió el acceso a TikTok a solo 40 minutos diarios.
¿No deberían ser los padres quienes establezcan estas normas en el hogar?
Esto es lo que yo mismo pensaba. Educación más que regulación.
Ahora, he cambiado de opinión.
Hoy en día, una de las principales aplicaciones de la inteligencia artificial es desarrollar programas capaces de mostrar un contenido tras otro de forma hiperpersonalizada de tal manera que sean prácticamente irresistibles.
En mis artículos y publicaciones, he explicado por qué estas tecnologías crean una asimetría cada vez mayor con los individuos, quienes se ven dominados por ellas sin comprender por qué ni cómo sucede.
El potencial adictivo de las redes sociales está en aumento: el tiempo promedio diario dedicado a ellas pasó de 111 minutos en 2015 a 147 en 2022.
Los efectos de esta adicción son devastadores en términos de salud mental:
La incidencia de síntomas depresivos en jóvenes se ha más que duplicado en la última década.
El porcentaje de niñas que se sienten constantemente tristes o desesperadas aumentó del 36% al 57% entre 2011 y 2015.
Numerosos estudios han establecido una relación entre estos trastornos y el tiempo frente a pantallas.
Sin lugar a dudas, el Partido Comunista Chino, con su extensa infraestructura de vigilancia destinada a controlar cada uno de sus súbditos, representa un anti-modelo de gobernanza tecnológica.
Pero desafortunadamente, no podemos depender solo del individuo y la familia para enfrentar una dinámica que los supera.
Mientras tanto, China espera que en Occidente sigamos esta ruta y sacrifiquemos a una generación ante servicios que cada vez más provienen de su país, mientras ellos limitan su impacto.
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